jueves, 10 de febrero de 2011

Te das cuenta de todo...


¿Por qué me siento así? Cuando dejo a mi mente pensar, cuando en verdad no tengo nada que hacer, me invade ese pensamiento, tan venenoso como cierto.

Estoy con mis amigos y se disipa como el vapor en el aire, pero más tarde es ese vapor el que me ahoga y no me deja ver más allá de mi interior.

Y el llanto quiere salir, pero no quiero dejar que escape. Me trago mis lágrimas, mis sentimientos y angustias y los entierro en mi corazón.

Pero como en una jaula mal cerrada vuelven a salir y vuelven a invadirme. Ya no siento los arañazos que marco en mi piel para alejarme de estos pensamientos, ya no puedo huir más. Me acosan las pesadillas, devoran mi mente y sigo sin saber por qué.

Pero es fácil ocultar lo que de verdad piensas, una sonrisa, bromas, risas. Te ayudan a olvidar. Pero aunque no llore por fuera, por dentro un torrente de desesperación arrasa por cada fibra de mi ser.

No hay respuesta, no hay solución, pues la aflicción que invade la mente es la de más difícil remedio. Mi mente contra mi cuerpo, todo se reduce a eso.

En verdad desearía no sentir nada . Daría lo que fuese por vaciar mi mente y poder ser ciertamente alguien sin sentimientos.
 
Pero los deseos... sólo son eso, deseos.