jueves, 1 de diciembre de 2011

Tiempo

Tres tristes manecillas, son las que marcan el ritmo de nuestra decadencia. 
Aunque inteligible, el tiempo es algo que está ahí, indiferente a nuestra existencia. Pero nosotros somos incapaces de hacer caso omiso al paso de Chronos por el mundo. Aún sin consultar un reloj en nuestra vida, es algo que nos marca, que deja huella. 
Esto me invita a plantearme, qué es lo que hacemos con ese tiempo. Esto es una carrera contrarreloj en la que no estamos seguros al cien por cien de cuánto tiempo se nos da. 
Hay gente que por temor a un futuro incierto, se consuela observando el tono sepia del pasado. Otros huyen de los errores que fueron, corriendo hacia la solución que será. Yo avanzo con el tiempo a cada segundo, microsegundo... cada hora. Ni el pasado me parece memorable, ni el futuro parece decirme nada nuevo. Aún sigo en la línea de salida, esperando a tomar una decisión. 
Ya sea con en el tic-tac o en el silencio, aún barajo posibilidades que se resisten a salir. Como he dicho, la decadencia hecha compás, y las dudas, melodías bañadas de ideas.